1Una capilla de Las Vegas
Dar el «sí, quiero» en un entorno que se salga de lo convencional es
cada vez más común. Parece que cada vez hay más personas dispuestas a alejarse
de los días clásicos, por lo civil o por la Iglesia. Lo cierto es que el catálogo
de destinos singulares donde sellar tu amor para siempre es casi
infinito, puesto que existen experiencias para todos los gustos.
Hay quien prefiere añadir a la celebración de su matrimonio un punto
exótico, y para eso se planea un viaje hasta algún rincón paradisiaco bañado por
el mar. La ceremonia elegida puede ser un ritual que no tenga nada que ver con
las tradicionales bodas civiles o religiosas. Tanto si eres un amante de las
emociones diferentes como un enamorado de la naturaleza o un romántico
empedernido, hay un lugar perfecto para que camines con el amor de vida
hacia el altar.
Una
capilla de Las Vegas. Dicen las malas lenguas que casarse en La Vegas ha
dejado de ser original, quizá por la fuerte atracción que ha ejercido este lugar
mágico en medio del desierto de Nevada en muchas parejas de novios. No son pocos
los que aprovechan su viaje a los EE.UU para acabar sacando una licencia
de matrimonio por unos 60 dólares en la oficina municipal, abierta de 8
de la mañana hasta medianoche y situada en el número 201 de la avenida
East.
Celebrar el enlace en una de las numerosas capillas que salpican la
ciudad de los casinos es cuestión de gustos y de presupuestos. Algunas de las
más famosas son Chapel of the
Bells, Little White
Wedding Chapel o Graceland Wedding
Chapel. Un sacerdote y un par de testigos forman el paquete básico, pero se
pueden añadir extras de todo tipo: desde Elvis,
el mismísimo rey del Rock & Roll, oficiando la unión, hasta una boda
temática vestidos de vampiros, rodeados de las conejitas de Playboy o montados
en una Harley.
2Empire State Building, Nueva York
En este edificio emblemático de New York han tenido lugar momentos llenos de romanticismo.
Declaraciones de amor, citas a ciegas, pedidas de mano y reconciliaciones de
película tienen lugar cada día en sus miradores. Pocos se resisten al encanto de
las fantásticas
vistas de la ciudad que nunca duerme. Sin embargo, no es posible
organizar bodas privadas libremente. Únicamente en San Valentín, unos pocos
elegidos tienen la suerte de formar parte de un exclusivo club.
Desde hace ya casi dos décadas, se organiza un
concurso en el que las parejas que lo deseen envían su historia de amor,
siempre relacionada con este rascacielos, con el fin de unirse en matrimonio con
una panorámica espectacular como fondo. La ceremonia tiene lugar unas plantas
más abajo, en una capilla decorada para la ocasión en
el piso 61 y, después, el momento se inmortaliza en la terraza de la
planta 86, a 320 metros de altura. Si estás pensando en esta opción para el año
que viene, no pierdas de vista la página de Facebook
del Empire State Building.
3Playas de Bali, Indonesia
Aunque Indonesia es un país formado por más de 17.500 islas (o incluso
más dependiendo de la fuente), Bali es, sin lugar a dudas, el referente
turístico por excelencia. Estas playas de aguas cristalinas han sido testigo de
los enlaces
de muchas parejas famosas, celebrando un rito simbólico lleno de flores y
de color, ataviados con los trajes típicos y llegando al altar a lomos de un
elefante o subidos a una canoa.
Aunque el hotel donde te alojes puede organizártelo todo, el coste baja
bastante si contratas los servicios de alguna empresa especializada como, por
ejemplo, Todo Bali o Bali
Weddings. Una boda sencilla partiría de los 400-500
euros, mientras que el máximo dependerá de cuánto estés dispuesto a
gastar por complementos como la música de acompañamiento, un cuerpo de danza o
la cena para invitados.
4Un hotel de hielo
Si no te importa casarte en un lugar a varios grados bajo cero, un
efímero hotel de hielo será el escenario perfecto para comenzar el
compromiso oficial con tu pareja. Estas bodas blancas suelen incluir un paseo de
los novios en un trineo tirado por renos y una noche de alojamiento en una
habitación no apta para frioleros dentro de un genuino iglú, observando las estrellas y la aurora boreal.
Existen varias capillas gélidas ubicadas más allá del Círculo Polar
Ártico, como el hotel
Kakslauttanen, en Saariselk (Finlandia), el Snow Hotel, en
Kirkenes (Noruega) o el Ice Hotel, en
Jukkasjärvi (Suecia). Igualmente, también es muy famoso el Hôtel de
Glace, en Québec (Canadá). Esta clase de eventos se limitan a la temporada
que va de
diciembre a abril y parten de un precio de unos 2.000-3.000 euros.
5Los resorts de Walt Disney World
Para los que siguen siendo unos niños, el
mundo mágico de Disneyquizá sea el entorno perfecto para celebrar una boda.
El paquete mínimo está abierto hasta 20 invitados (incluidos los novios), exige
un mínimo de 4 noches de hotel para la pareja e incluye arreglos florales, tarta
de boda, una botella de champán y un fotógrafo profesional, entre otros
servicios. El precio va de
los 5.000 a los 8.000 dólares, en función del lugar del resort donde se
celebre y el día elegido.
No obstante, si tu sueño es que los mismísimos Mickey y Minnie Mouse
ejerzan de testigos de honor, no es posible, dado que se trata de bodas reales.
Sin embargo, sí que se puede contratar a estos personajes en tramos de 30
minutos para la recepción de invitados, las fotografías, abrir el primer baile o
cortar el pastel. Igualmente, es posible hacer una verdadera boda temática de
Pocahontas, la Bella y la Bestia, la Cenicienta, etc.
6Una boda ibicenca
Dicen que los invitados a una boda no deben ir de blanco para no
eclipsar a la novia. En las bodas ibicencas pasa todo lo contrario, puesto que
el «total
white» es una pauta obligada, incluso, en la decoración de las mesas y
arreglos florales. En el mundo clásico, este color, símbolo de la pureza y de la
paz, era el más empleado durante la celebración de estas citas debido a su
simbología, que ha llegado hasta nuestros días intacta.
La playa vuelve a ser el centro de atención. La ceremonia puede tener
lugar con el mar de fondo o en alguna de las pequeñas ermitas de la isla balear,
como las de Sant Jordi, Sant Antoni de Portmany, Sant Llorenç, o Sant Francesc de s’Estany. Después, lo ideal es conducir a los
invitados a la playa para celebrar sobre la arena el convite, bajo una carpa
montada para la ocasión. Se trata de una opción aparentemente sencilla, donde
reina el espíritu
hippie, pero con un gran trabajo detrás.
7Boda en la Riviera Maya
De un tiempo a esta parte, de entre todas las posibilidades exóticas que
sirven para dar forma a una boda diferente, el rito maya es uno de los más solicitados. Mucho antes del fallido
fin del mundo anunciado para finales de diciembre del pasado año, el folclore de
esta cultura ya había ganado un
nutrido grupo de adeptos. Aunque hoy en día es posible encontrar un
chamán, como quien dice, hasta debajo de las piedras, el contexto ideal es la
Riviera Maya.
De lo que se trata es de honrar a la Madre Tierra, así que el simbolismo
es total. Además de los invitados de carne y hueso, están presentes los cuatro
elementos y los cuatro puntos cardinales. También se hacen ofrendas con
productos como el maíz o el cacao, además de beber el balche, una bebida
sagrada. Los top de la Riviera Maya para esta clase de eventos son Cancún,
Playa del Carmen y Tulum. Si no quieres complicarte, déjalo todo en manos
de compañías como Bodas
Turquesao Mayan
Weddings.
8En las alturas
Estar enamorado es como estar en las nubes. Tirarse en paracaídas
mientras se sella un compromiso solo es apto para los amantes de la adrenalina.
Hay varios centros
de skydive españoles en los han tenido lugar este tipo de celebraciones,
pero sus protagonistas suelen ser profesionales de este deporte. Te proponemos
una alternativa que bien puede satisfacer a los que no conocen el vértigo.
Una plataforma con capacidad para 20
invitados se eleva a 50 metros de altura y sirve de altar para los
novios. El escenario es de elección libre: desde las orillas de Estambul o el Gran Cañón hasta todos los entornos que te imagines dentro de
los 15 países donde la empresaMarriage
in the sky tiene licencia, y siempre que haya una superficie lisa de 500
metros cuadrados. La seguridad está calculada al milímetro, incluso, cuando los
recién casados culminan su enlace haciendo puenting.
9Bajo el mar
Los aficionados
al submarinismo también tienen la oportunidad de casarse rodeados del
encanto del mundo marino. En las Islas Mauricio es posible alquilar un submarino
en el Blue
Safari Submarine por cerca de 1.300 euros y celebrar una boda íntima (solo
tiene espacio para cinco invitados) a 30 metros de profundidad. Dentro del
servicio se incluye un vídeo de recuerdo y una botella de champán.
Pero si lo que quieres es «mojarte» de verdad, nada mejor que sumergirte
en un acuario. No hace falta irse muy lejos para cumplir este sueño, puesto que
en España hay por lo menos dos lugares donde organizan ceremonias acuáticas:
el Palma Aquarium y
el Ceuta Diving Center. Cambiar el smoking por el neopreno solo
exige que la pareja cuente con el curso básico de buceo (open water diver) y 400
euros. Si se quiere ir un paso más allá y celebrar un evento extremo dentro de
una jaula para tiburones, habrá que hacer las maletas e ir al Long Island Aquarium.
10En un McDonals
Hay quien piensa que celebrar el banquete de boda en un McDonals es el
colmo de lo cutre, pero en tiempos de crisis hasta el amor tiene que apretarse
el cinturón. Cambiar el chuletón de Ávila o el cóctel de gambas por un Big Mac y
unos nuggets de pollo ya es posible. El pistoletazo de salida lo dieron en Hong Kong, pero a día de hoy ya es posible en España,
concretamente, en el restaurante que la firma tiene en el madrileño pueblo de Algete. El ahorro frente a otros banquetes es sustancial, ya
que el
coste ronda los 1.000 euros.
El paquete incluye recogida
en la iglesia en un coche de lujo con chófer, zona reservada con servicio
de mesa, menús a elegir y una tarta nupcial hecha con su clásico Sundae.
Respecto a la ceremonia en sí, en un McDonals de México una pareja intercambió
sus alianzas delante de un juez, pero dudamos de que una unión bajo los arcos
más reconocibles de la comida rápida tenga validez civil, a no ser que se vaya a
firmar en el registro antes o después de la pitanza.
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